sábado, 7 de mayo de 2011

AURORAS DE DOÑANA



Hay una hora del día que nunca decepciona. En el campo no hay momento más provechoso que una larga espera al amanecer. Hay también un lugar que tampoco decepciona, tan variable, tan intenso, que en cada visita se tiene la sensación de estar allí por primera vez.

Amanece en Doñana. Aún no ha salido el sol y el agua está gris, bajo un cielo también gris. La que precede al alba es la hora más tranquila del día, incluso en este pequeño rincón encharcado de las marismas del Guadalquivir, el lucio del Cerrado Garrido. Pero en Doñana la inactividad no existe, y mucho menos en un año tan húmedo como este, en el que la tierra rebosa de agua.

Ni un minuto de silencio. Los coros de anfibios no han parado en toda la noche. Las cigüeñuelas no han dejado de chillar, ni los flamencos de quejarse. Algunos habitantes del día se anticipan a la salida del sol. Desde los penachos de los carrizos cantan los carriceros, los comunes y los tordales.

Las sorpresas se acumulan. ¿Qué hace una golondrina posada entre las cañas y a estas horas? Aquí no está criando, ni comiendo, porque los insectos que caza en el aire aún no han levantado el vuelo. A sus pies protesta un calamón, con un gruñido largo, interminable.

Los zampullines chicos se activan con la proximidad de las primeras luces.

Hay tanta agua este año en Doñana que las llanuras fangosas están encharcadas y las aves limícolas, que siempre buscan la dispersión, están obligadas a amontonarse en las orillas. En el momento en que el sol asoma por el horizonte, los archibebes comunes redoblan sus silbidos, dulces, aflautados. Unos silbidos que, sumados, forman una melodía enrevesada.

Y con los primeros rayos del sol, con las primeras sombras rayando la superficie, se produce la señal que despierta a la comunidad de las aguas. Estornudan las fochas, mugen y carraspean los porrones comunes, se aleja graznando un pato colorado; todos corren, gritan y chapotean. Un avetorillo marca el paso del tiempo con su mugido, preciso como un péndulo. En el cielo un buitrón deja su trazo discontinuo; junto a él chilla una garza real. Y hasta una gaviota patiamarilla ha dejado la costa para venir a echar un vistazo, veinte kilómetros tierra adentro.

Pese a todos sus problemas, a todos sus males, Doñana sigue siendo un lugar único en el mapa de la naturaleza.

Carlos de Hita


Para conocer Doñana.

7 comentarios:

  1. hola seño me a encantado mucho esta entrada y sobre todo el vídeo que es precioso y he aprendido muchas cosas

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  2. Hola seño, me ha gustado mucho esta entrada, el vídeo es muy bonito y los sonidos te relajan, también la web para saber más sobre Doñana me ha gustado mucho.
    Saludos, Laura

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  3. Hola seño el video esta muy guay y prendes mucho con la pagina y el video esta muy guay.

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  4. hola somos arturo y javi hemos visto el video y hemos leído la lectura de DOÑANA

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  5. Hola seño soy Juanma he visto la entrada sobre Doñana y es muy bonita

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  6. hola seño soy maria las entradas sobre doñana estan muy bonitas y las dos con los sonidos te relajan.
    esta todo muy guay.
    maria macias.

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