jueves, 21 de octubre de 2010

LA FRAGUA DE VULCANO


La pintura es una de las expresiones más sublimes del alma humana. Además del valor estético, la obra de arte transmite el pensamiento y la mentalidad de los hombres desde Altamira hasta la actualidad. El arte eleva al hombre por el encima de lo natural dándole dimensión creadora. Dotándolo del poder de representar sus ideas de forma real y simbólica.
Es el caso del magnífico cuadro del genial Velázquez cuya fotografía introduce esta entrada. En él se alude al fenómeno del fuego procedente del interior de la Tierra representando una escena mitológica, reducida por el artista a la simplicidad de una fragua ordinaria.
El momento representado en el lienzo es el de la aparición del dios Apolo en la fragua para informar a su dueño, Vulcano, de una sorprendente noticia que paralizará el trabajo de la factoría.
Según la mitología griega Vulcano (Hefesto para los griegos) era el dios del fuego y el encargado de proveer de armas para la guerra y otros artículos elaborados con metales nobles aprovechando el fuego procedente del volcán Etna, en cuyas cavernas vivía. También nos dice la mitología que de ahí robó Prometeo el fuego para dárselo a los hombres.
Sea como fuere, está claro que el hombre desde la Antigüedad hasta hoy día ha quedado prendado y sobrecogido por el prodigio del vulcanismo. Y sigue siendo para él uno de los fenómenos naturales más atractivos y admirables.
El fuego, al mismo tiempo, devorador y regenerador de la madre Gea, desde tiempos ancestrales, nos atemoriza, asombra y maravilla.

Para mejor comprensión del fenómeno podemos visualizar las siguientes imágenes.


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